La espiritualidad y la mística de la Congregación del Buen Pastor están centradas en la persona de Jesús Buen Pastor, quien revela el amor misericordioso de Dios Padre encarnándose en la realidad cotidiana. La gran preocupación por el débil, el pecador, el pobre, nos urge a restituirles al amor del Padre. Buscar la oveja extraviada, encontrarla, ponerla sobre sus hombros y alegrarse con los demás marcan la vida de la fundadora y de las hermanas del Buen Pastor.
El carisma de misericordia y compasión del Buen Pastor ha llamado a la Congregación del Buen Pastor, en estas últimas cuatro décadas, a poner la mirada y el corazón en la justicia y a permanecer activa en la defensa de los derechos y la dignidad humana. La defensa de los derechos humanos es un imperativo moral de nuestra responsabilidad espiritual.
ENTRE LOS ELEMENTOS CENTRALES DEL CARISMA, TENEMOS:
Ante la realidad de la globalización, las hermanas del Buen Pastor miran y actúan con ojos y maneras nuevas, que involucran sus sentimientos y ministerios, administración y relaciones, dentro de la Iglesia y con el mundo. La misericordia y la justicia del Buen Pastor resuenan con nuevos ecos en sus corazones, en un mundo competitivo, en que las oportunidades de crecimiento y valoración se van alejando cada vez más de los más pobres.